ÉFESO


Ubicación: Éfeso fue una antigua ciudad jónica situada a orillas del mar Egeo, con uno de los puertos marítimos más importantes de la época. Se convirtió en una de las ciudades más prestigiosas de la antigua Grecia, aunque actualmente el territorio al que pertenece es turco. Las ruinas de esta ciudad se encuentran al oeste de Turquía, a unos escasos 20 km de Kusadasi y a unos cerca de 80 km de Esmirna. Se trata de una ciudad de la que se conservan importantes restos arqueológicos y el acceso para ser visitada se puede realizar únicamente a través de coche o autobús.

Historia: La ciudad de Éfeso fue fundada en el siglo II A.C. y perduró hasta el siglo XI. Durante los periodos arcaico y clásico, jugó un papel importante en la guerra del Peloponeso. Hacia el año 334  A.C., Alejandro Magno llega a la ciudad que estaba en manos de los persas, y entre otros cambios drásticos, el más reseñable es que suprimió el sistema oligárquico e instauró la democracia. Con el periodo Helenístico, la ciudad fue sometida a varias luchas por el control de la misma y cambios de poder, pero es bajo el dominio del Imperio Romano cuando la ciudad adquiere el máximo esplendor, con una economía basada en el comercio. Sin embargo, a partir del siglo IV comienza la decadencia de la ciudad, propiciada entre otros factores por la acumulación de sedimentos en el puerto que depositaba el río Caístro, y la falta de un adecuado sistema de drenaje del mismo que provocaba dificultades en los barcos para alcanzar el puerto y poder atracar en él. Desde este momento y hasta la Edad Media fue cuando este problema se fue acentuando progresivamente, hasta que quedó completamente cerrado sin posibilidad de uso alguno por las embarcaciones que pretendían arribar a puerto, lo que provocó que la ciudad fuera perdiendo de forma progresiva la relevancia que tuvo en siglos anteriores. Actualmente es el turismo el objeto que ocupa el discurrir por unas calles que antaño dieron vida a la ciudad.

Descripción: De todas las ruinas que se conservan en la actualidad, la de Éfeso destaca de sobremanera por la cantidad de elementos arquitectónicos que la componen y la importancia de los mismos, hecho que queda constatado debido a la importancia que cobró la ciudad en su momento. De esta forma, tal y como nos vamos adentrando en las ruinas de esta ciudad, nos sentimos como parte de ella e imaginamos el discurrir de un día cualquiera en la vida de sus calles. Especial relevancia cobran algunos de los edificios por su singularidad, como puede ser el caso de las letrinas que encontramos tal y como avanzamos hacia el fondo de su calle principal, que contaba con un curioso sistema de alcantarillado bajo la misma, y que era un lugar por el que había que pagar para poder acceder a ella. Aunque el Templo de Artemisa fuera localizado a las afueras de esta ciudad, debido a que apenas quedan ruinas del mismo, hace que no podamos disfrutar de lo magnífico que debió ser en su día y provoca que su importancia quede como una ilusión en nuestra imaginación. Esto hace que sin duda todas las miradas se centren en la Biblioteca de Celso, que construida en honor al Senador, cónsul y procónsul romano del que lleva su nombre, cobra un destacado protagonismo dado que su fachada ha llegado a nuestros días en perfecto estado de conservación, y que además, detrás de las Bibliotecas de Alejandría y Pérgamo, era la tercera más grande del Mundo Antiguo. De igual forma tenemos la oportunidad de contemplar la magnífica construcción del Anfiteatro de dimensiones colosales, que con una capacidad para 25.000 personas, era el más grande de su época. Son otras muchas las opciones que nos brindan las ruinas de esta ciudad, como mosaicos o esculturas, donde detenernos a disfrutar de los detalles del lugar donde nos encontramos, nos ayudará a comprender algo más de nuestra Historia.

Curiosidades: Tal fue el aporte de sedimentación del río, que cuando visitamos sus ruinas y nos dicen que se trataba de una ciudad portuaria, nos cuesta trabajo creerlo, ya que ni siquiera a lo lejos somos capaces de alcanzar con la vista el mar, dado que éste se encuentra a unos 9 km de distancia, por lo que donde antes fondeaban embarcaciones repletas de mercancías, hoy es un amplio prado verde. Uno de los Templos más importantes erigidos en el Mundo Antiguo fue el Templo de Artemisa, que se construyó a las afueras de Éfeso y que fue el mayor templo griego construido, superando incluso al Partenon de Atenas. Hoy desgraciadamente tan solo se conserva una de las columnas que componían sus 127 filas. Su construcción duró unos 120 años y era considerado una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Podemos comprender su magnitud si consideramos que podría contener en su interior cerca de cuatro veces el Partenon de Atenas. Por otro lado, cerca de Éfeso se encuentra la casa donde la Virgen María vivió sus últimos años, lugar apartado y aislado de cualquier núcleo urbano donde la llevó San Juan Apostol después de la crucifixión de Jesús, huyendo de la persecución a los cristianos en Jerusalén. Los restos arqueológicos de la ciudad de Éfeso están inscritos en el selecto grupo de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el año 2015.

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